Looks.

Dime que pijama usas y te diré qué estilo tienes…

¡Hola, hola!

De nuevo aquí para tratar de hacer más amena la jornada. Cuando la semana pasada regresé al blog entre los muchos comentarios que recibí por redes sociales (muchas gracias, de verdad), hubo quien me propuso en broma que escribiera sobre la «prenda estrella» de estos días: el pijama. Pues aquí voy… Dime que pijama usas y te diré que estilo tienes…

No pretendo criticar, pero aquí no vais a encontrar pijamas con corazones, ositos o personajes Marvel, ni monos basados en personajes Disney. Os traigo otros estilos, ideas. En mi último post os decía que vernos bien (por fuera) nos ayuda a enfrentar todo de distinta manera, estés sólo en casa (mi caso), con pareja o compañeros. En los últimos casos, te ayudarás, pero también a quienes están contigo.

Os propongo cinco estilos para ellas y cinco, para ellos. No me vale que digáis que «a los modelos les sienta todo bien». Se trata de la actitud que le pongáis y de cómo defendéis lo que lleváis. No os tienen que gustar todas las ideas, ni sentiros identificados con ellas, pero os pueden servir de base para crear nuevos looks en casa.

ELLAS

Actual. Los estampados están bien, pero sin pasarse… Es más, si es discreto, pero con color, podremos combinar esas piezas en otros looks cuando acabe esta etapa. ¿Por qué no?

Chic. Camiseta, pantalón ancho y maxi cárdigan. Estás en pijama, sí, pero perfectamente podrías salir a la calle así, ¿no?

Estilo. Los pijamas de raso y seda se pusieron de moda para acudir a eventos hace unos años. Para estar en casa, no están mal.

Sport. Camiseta básica de color alegre y pantalón neutro. Para dormir, pero también para hacer yoga, deporte, dibujar, leer…

Urbano. Los total looks triunfan en la calle, ¿por qué no en casa? Camiseta y pantalón de estilo deportivo, gris o azul, por ejemplo.

ELLOS

Dandy. Pantalón de estilo deportivo, camiseta y batín o bata. Tonos y líneas discretas.

Gentleman. La combinación perfecta entre lo de siempre y lo urbano de hoy. El gris, por ejemplo, es buena opción. La camisa la podremos aprovechar en otro momento.

Minimal. Dos piezas, del mismo color. Negro, verde oscuro, burdeos… no tienen por qué ser aburridos.

Preppy. (pijo, en inglés). Las rayas están genial, pero hay más. Azul marino, con estampado pequeño, dos piezas… Rollazo total.

Sport. Camiseta o sudadera deportiva, más pantalón ancho de cuadros o rayas… Lo mejor, que los tonos de la camiseta contrasten con los del pantalón.

¡Hasta pronto!

Fotos: Pinterest y Unsplash

Camisas.

6 camisas perfectas para un buen fondo de armario (ellos)

¡Hola, hola!

Crear un buen fondo de armario es una tarea que lleva su tiempo (sin prisas, que no son buenas), pero una vez logrado nos permitirá contar con prendas (de buena calidad, dentro de nuestras posibilidades, por supuesto) para combinar en distintos momentos. Seguimos con ellos en el blog (hay que ser ecuánime) y hablamos de camisas (no podemos vivir de camisetas siempre), de las 6 camisas perfectas para un buen fondo de armario (ellos).

Blanca. Con americanas, chalecos y trajes quedan más que bien (no hace falta llevarla con corbata), pero con un vaquero y unas zapatillas blancas el resultado es de 10, igualmente. Nos servirá para combinar con bermudas, con chinos o con pantalón de cuadros y mocasín. Sólo hay que buscar la que más encaje con nuestra forma de ser: espiga, piqué…

Celeste. Azul y gris son dos tonos básicos en un buen fondo de armario de un hombre. El azul casa con cualquier otro color (incluido negro, sí). Con vaqueros quedan perfectas, pero también con chinos claros o verde militar-caqui, ya sea para rematar con Converse y cazadora, americana y zapatos de doble hebilla…

Cuadros. Uno de los estampados que más gustan. El vichy es todo un clásico (cuadro pequeño), como los asociados a looks «leñador». Buscad cuadros no muy grandes y en tonos que os favorezcan: verde y azul siempre es una gran opción. Nos puede servir como sobrecamisa (va a ser tendencia en primavera), sobre polo, camiseta o jersey; o para chinos claros y americana azul, por ejemplo.

Denim. Se han convertido en prendas estrella y básicas de las últimas temporadas. Las oscuras siempre son perfectas con pantalón claro; igual que sobre camiseta básica, jeans, más cazadora deportiva-perfecto y zapas; con traje claro y mocasín; pantalón cargo verde y zapatillas…

Rayas. Las verticales ayudan a estilizar (a dar altura), visualmente hablando. Una camisa de rayas azules puede servir para looks sport, más informales, como con trajes.

Verde. Ya sea verde botella o verde militar, se han vuelto indispensables. Ocurre lo mismo que con las rayas o las camisas denim: quedan que bien con jeans claros-oscuros y zapatillas, como con pantalón gris y mocasines; con traje claro o azul oscuro para un evento…

¡Hasta pronto!

Fotos: Pinterest y Unsplash

 

Look.

8 outfits perfectos para lucir esta Navidad (para ellos)

¡Hola, hola!

¿Qué tal el puente? ¿Y esa agenda de almuerzos y cenas pre navideñas? ¿Habéis sucumbido ya a los miles de mensajes, de los tropecientos grupos de WhatsApp de amigos y conocidos, para buscar un hueco casi imposible en el calendario y fijar una quedada antes de fin de año? (Enero, también existe, please) Tranquilos, que estamos todos igual, así que vamos con 8 outfits perfectos para lucir esta Navidad (ellos).

Americana. Negro y azul están muy bien, pero también hay otros tonos, como el burdeos, que son igual de elegantes. Con jersey de cuello alto, pantalón y calzado (azul marino, gris o negro), la combinación resultará fantástica.

Abrigo. Americana estampada (pata de gallo, que es tendencia, por ejemplo), camisa blanca, pantalón y corbata pueden ser una gran opción para Navidad, pero aún lo será más si rematamos con un abrigo oscuro (azul, negro, verde…), con cuello de pelo o piel.

Cruzada. Americana azul cruzada, jeans oscuros; camisa blanca, celeste o de rayas azules; corbata de color (verde y rojo son tonos que hablan de Navidad), y pañuelo blanco, por ejemplo.

Chaleco. Los chalecos (no «chalequillos«…) están de moda. Optad por chaleco y americana a juego para combinar con corbata y pañuelo; sin corbata, pero con fular; sin corbata, pero con bufanda…

Esmoquin. Un clásico más que elegante. Si optáis por él, aprendamos de quienes lo defienden más que bien (David Beckham sabe mucho). Lo clásico no tiene por qué ser «rancio», pero podemos escoger uno con chaleco, o de americana cruzada… La variedad es más que amplia.

Terciopelo. Parecía haber caído en el olvido, pero arrasa. Una americana de este tejido, en azul oscuro, burdeos, verde o negra es perfecta como fondo de armario. Si queréis impresionar, ¿qué tal un traje negro completo, con camisa blanca?

Traje. Azul y gris son los tonos más extendidos en el armario de un hombre, ya lo sabéis. Pero ¿y uno verde, combinado con jersey del mismo tono? Quien dice verde, dice burdeos…

Total look. Si optáis por un total look (todo a un color), lo más importante es que camisa, corbata, zapatos, complementos, traje… sean del mismo tono (o lo más parecido posible, para que no desentonen). Negro y azul oscuro siempre son una elección perfecta, sea cual sea la época del año, más en Navidad.

Espero que os gusten estas ideas, que las toméis como fuente de inspiración y que realicéis, gracias a ellas, distintas combinaciones con todo lo que, seguro, seguro, tenéis en el armario.

¡Hasta pronto!

Fotos: Pinterest y Unsplash

Look.

8 abrigos perfectos para pasar este invierno (ellos)

¡Hola, hola!

Noviembre llega a su fin, y el invierno nos aguarda a la vuelta de la esquina (ya hemos probado lo que nos espera…), de modo que hay que pensar en los abrigos, como uno de nuestros mejores amigos en los próximos meses. Por eso, os propongo 8 abrigos perfectos para pasar el invierno (ellos).

Acolchado. Es ligero, abriga y sirve no sólo para llevar con jeans y zapatillas. Si vamos a optar por este tipo, mejor que se salga de lo habitual: gris, con raya diplomática, por ejemplo.

Azul. El azul marino combina siempre con todo. Trenca, cruzados, de estilo militar… perfectos, pero tampoco están mal los de líneas muy, muy sencillas, incluso para vestir con un traje.

Burdeos. Rojo, verde, mostaza… existen y combinan bien con otros tonos. Uno burdeos, cruzado, destacará con americanas y trajes, pero también con sudaderas y chinos-jeans.

Camel. Uno de los colores estrella del armario de un caballero, junto a gris y azul. Los de líneas clásicas son acierto seguro, pero si le podemos añadir un cuello de pelo para transformarlo en más de una ocasión, muchísimo mejor. Muy años 30, pero más que actual.

Cinturón. Un abrigo liso (o con estampado espiga, por ejemplo), de corte clásico y con cinturón es muy elegante. Admite cualquier combinación: jersey de cuello alto, americana, jeans y botas; traje completo de tres piezas y corbata; camisa, cárdigan, chinos y zapatillas…

Estampado. Príncipe de Gales, Pata de gallo, cuadro ventana… son tendencia tanto para looks formales o sport. Todo es cuestión de pensar un poco frente al armario y probar.

Pana. ¡Por supuesto! Ha acompañado los inviernos durante años, pero parecía que lo habíamos legado al olvido. Y no, no es un tejido de «abuelo» o «de antiguos». Está más de moda que nunca, así que un abrigo en tono tierra o verde botella en este tejido es más que una opción.

Oversize. Los abrigos «grandes» de lana, de solapas amplias o de corte minimalista, siguen siendo una posibilidad con mucho estilo, sea cual sea el look que se elija para llevarlo.

¡Hasta pronto!

Fotos: Pinterest y Unsplash

Look.

Otoño: Príncipe de Gales y pata de gallo

¡Hola, hola! ¡He vuelto!

La parada técnica (verano) para recargar pilas se ha prolongado más de la cuenta. Mi vuelta a la normalidad fue un no parar: reuniones, preparación de nuevas propuestas (en mi agencia), eventos… Además, me planteé seriamente dejar el blog. Ofrecer un buen trabajo en él requiere tiempo, ideas, preparación de contenidos… Y vivimos en una época en la que parece que se le da más importancia a un perfil con muchos seguidores, aunque no comunique bien y escriba «haber si nos vemos», «asín», «e hestado» o «fui a berte» (todos casos muy, muy reales).

Pero aquí estoy, dispuesto a seguir y a ofrecer nuevos reportajes. Para ‘reestrenarme’, y ya que vino el frío de golpe, os traigo algunas tendencias para vosotros. Y es que el otoño se presenta estampado: Príncipe de Gales y pata de gallo.

Os estoy esperando… Sí, sí, esos tejidos que «eran de abuelos» o «de rancios y antiguos»… Si hubiera contado en estos años (y cobrado) cada vez que he oído algo así, ahora estaría en las Maldivas… No hay que confundir clásico con antiguo. Son tejidos con una larga trayectoria en la historia del armario masculino, y ya hemos visto que, antes o después, todo vuelve.

Nacieron a finales de siglo XIX, pero se convirtieron en indispensables de los «gentleman» a partir de la segunda-tercera década del XX. Luego saltarían también al vestuario de ellas. Se pensaron para formar parte de uniformes de trabajo o de ropa deportiva (golf), pero poco a poco pasaron a ser empleados en trajes, americanas y abrigos.

Ahora, los tenemos en camisas, jerseys, camisetas, cazadoras, chalecos, calzado (deportivas, por ejemplo) y otros complementos (mochilas, pañuelos, bufandas…) y a prendas de gala (esmoquin y chaqué).

Opciones

Si sois amantes de la sastrería, un traje de dos o tres piezas quedará impecable, pero si habitualmente apostáis por looks más deportivos, igual vuestra opción es un abrigo: con un total look denim; con pantalón cargo (verde militar o caqui), sudadera y zapatillas… quedará  más que genial. Además, si tenéis que acudir a alguna reunión de trabajo o evento más formal, os servirá sobre una americana.

Otra opción es apostar por una blazer o una americana (para looks deportivos o no); por una americana y chaleco del mismo estampado (podremos usarlos juntos o por separado); o, simplemente, por un pantalón en alguno de estos tejidos. Con jersey de cuello alto y botines de piel quedará un outfit con mucho estilo, igual que con zapatillas blancas, camiseta básica y cazadora vaquera.

La cuestión es probar. Siempre lo digo: antes de comprar, pensad qué tenéis en el armario y cómo lo podréis combinar, para, a partir de ahí, crear distintos looks y experimentar. ¡Animaos!

¡Hasta pronto!

Fotografías: Pinterest y Unplash 

Blog.

¿Sabrías cuál es tu talla real? Porque yo no…

Nos acercamos a finales de mes. La costa empieza a llamarme, pero aún sigo por aquí. Sabéis que siempre me gusta escribir de moda, ofrecer consejos, looks… Sin embargo, este post va a ser uno de los más personales que he escrito para el blog ¿Sabrías cuál es tu talla real? Porque yo no…

Parece sencillo. Pues… ERROR. Me entenderéis si leéis mi historia. Toda mi vida he luchado contra el peso. Recuerdo «las bromas» de algunos «compañeros» y «profesores» del colegio por ser gordito. El calificativo que más me dolió fue ‘bolita de queso’, regalo de una compañera muy delgada (entonces, claro) que hoy es profesora…

Mi madre, muy sabia, me llevó a un endocrino a los 10 años. Mi primera dieta, y sin tener que ponerle candado al frigorífico, como sugirió mi abuela paterna. Adelgacé, pero en la adolescencia no tuve la suerte de muchos y recuperé peso (me gusta comer, es cierto, pero me privo más de lo que la gente piensa).

A los 16 empecé con el deporte y llegué a la Universidad con una talla M-L (mido 1, 82 y soy de constitución fuerte-ancho). El turno de tarde me vino fatal y subí de peso: pasé de 110 kilos. A los 24-25 años (el amor nos deja hecho trizas a veces…) me apunté al gimnasio. Iba casi a diario y bajé más de 20 kilos, y así me he mantenido hasta que hace unos años quise cambiar mi vida, dejé el periódico y me metí de lleno, junto a Esther Parejo, en la creación de nuestra agencia.

¿Cómo podemos vender que lo importante es quererse como eres, sea como seas, y luego seguir permitiendo que nos sintamos mal con nosotros mismos por no tener una talla 38-40 y un cuerpo ‘perfecto’?

La ansiedad, la inseguridad por un nuevo proyecto… me llevaron a subir de peso, a no hacer tanto ejercicio como antes, y a engordar… Tanto, que no cabía en la mitad de mi armario. Me sentía mal, pero seguía comiendo con ansiedad, hasta que a primeros de este año mi fisioterapeuta me dijo que o me cuidaba o mis problemas de espalda empeorarían. Y en ello estoy: deporte, adelgazando… Todo para mejor, ¿verdad?

En mayo se casó mi único hermano ¿Y si os digo que me probé más de 40 trajes, de tallas que van de la 50 a la 62? En cada firma, una talla diferente, y hasta dos y tres diferentes, según el modelo… Ninguno me estaba bien: si me iba de hombros, de cintura, nada; si pasaba al contrario, de hombros, fatal; si la chaqueta quedaba bien, el pantalón era imposible…

¿Tan mal hecho estoy?

Lo pensé y lo he pensado un millón de veces ¿Cómo es posible que alguien pueda no saber cuál es su talla de verdad? Me sentí mal, muy mal, pero al final apareció el traje: una 54. «Tan mal no estoy». ¿Perfecto, verdad? Pues no…

Han llegado las rebajas, y ya con menos peso y volumen, y me he comprado varias cosas, por supuesto. Pero tengo pantalones nuevos, que van de la 44 a la 54, y miden lo mismo. Me he probado más de 15 americanas… Sólo una, talla 56-58, me estaba bien. ¿Cómo en una misma marca puede haber tres modelos de chaqueta con una talla distinta para una misma persona? ¿Cómo puede alguien tener 10 tallas de diferencia entre una marca y otra?

Hablamos de la importancia que tiene que las mujeres de tallas normales (42-44 en adelante) tengan por fin cabida en pasarelas, shootings y desfiles; de la importancia de que adolescentes y jóvenes aprendan a quererse para no caer en desórdenes alimenticios (anorexia y bulimia), pero los influencers son todos musculados, esculturales… Y luego, encima, salimos a comprar y nos encontramos con problemas como el que he tenido…

¿A qué jugamos? ¿Cómo podemos vender que hay que quererse como eres y seguir permitiendo que nos sintamos mal por no tener una 38-40 y un ‘cuerpo perfecto’? ¿Qué hace falta para despertar de una vez y empezar a actuar de otra manera?

Sólo sé que como yo hay miles de personas que se sienten mal al ir de compras; que creen que tienen un problema y luchan hasta la saciedad contra su peso, aguantando críticas, risas y bromas pesadas… Y todo porque no se piensa, de verdad, que hay que hacer patrones para todo tipo de personas, para todos, y no sólo para un grupo en concreto…

¡Hasta pronto!