Qlamenco.

Apuesta por la tradición: ‘Sí, Mantillas. Sí, Moda’

Sevilla se transforma al llegar la primavera. Los días se alargan y empieza a oler a Semana Santa, a Feria, a música, flores, tradición, a túnicas de nazareno, a estrenos de Domingo de Ramos… y a mantillas. La Asociación de Diseñadores Empresarios de Moda y Artesanía Flamenca Qlamenco apuesta por la tradición, y, por segundo año consecutivo, ha organizado ‘Sí, Mantillas. Sí, moda’ un evento para poner en valor el uso de esta prenda tan propia de Jueves y Viernes Santo.

El centro de la capital andaluza se llenó hace unos días de 15 mujeres ataviadas con mantilla para promocionar y reivindicar el uso de esta prenda, tan ligada a nuestra cultura desde hace siglos; y, a la vez, dar a conocer la labor de diseñadores jóvenes y consagrados sevillanos y andaluces, así como de distintas firmas de artesanía.

Las modelos, de la Agencia Doble Erre, recorrieron calles como Sierpes y Tetuán, Dueñas, Santa Ángela de Cruz y llenaron de negro riguroso (como marca el protocolo para Jueves y Viernes Santo) las ‘Setas’ de la Plaza de la Encarnación, ante la atenta mirada de sevillanos y turistas.

Agustín Roiz, Ana Morón, Antonio Gutiérrez, Atelier Rima, Aránega, Benjamín Bulnes, Carmen Vega, Francisco Tamaral, Javier García, José Galván, José Raposo, Loli Vera, Luis Fernández, Pedro Béjar y Yolanda Rivas fueron los diseñadores y firmas que las vistieron, según su criterio y creatividad.

Historia

Aunque el origen de la mantilla no es del todo conocido, los expertos mantienen que puede ser el velo o manto que utilizaron las mujeres como adorno y prenda de abrigo durante siglos. Pero no fue hasta los siglos XVII y XVIII cuando se convirtió en una pieza ornamental de la vestimenta femenina de la clase más acomodada (aristocracia y burguesía).

Su evolución ha estado marcada por factores sociales, religiosos e incluso climáticos. Estos últimos se han hecho visibles en el tipo de tejido utilizado para su confección. De ahí que blonda, chantilly y tul sean los más habituales en la mantilla, tal y como la conocemos hoy en día.

Para vestirla adecuadamente, la mantilla debe tener el largo adecuado a cada persona que la vista. En la parte delantera, el largo correcto será el que llegue a la altura de las manos, mientras que en la parte trasera debe estar unos centímetros por debajo de la altura de la cadera. Hay que sujetarla al vestido, de forma discreta (generalmente en los hombros), para evitar que vuele. Además, la peina que ha de elegirse debe adecuarse a la altura de quien la vista.

‘Sí, Mantillas. Sí, Moda’ ha contado con la colaboración de la Agencia Doble Erre; la Agencia de Comunicación y Marketing A Question of Retail (que dirijo junto a Esther Parejo);  Blasfor (mantillas, peinas y accesorios); Escuela de Maquillaje Cristina Rivero; y la firma de antigüedades Buhoneras.

Fotografías: Ernesto Castillo

¡Hasta pronto!